Eso que llaman vivir...

La vida pasa a tanta velocidad, en serio, vivimos el día a día sin pensarlo mucho, solo viviendo, como debe ser...

Y acá estoy yo, viviendo, en una ciudad del tercer mundo, como el 90 % de las ciudades del mundo. Adulto, sin pareja, o sea soltero feliz (creo), sin problemas económicos, o lo normal, con algunas deudas pero nada grave, sano, lindo (o por lo menos me miro al espejo y lo que veo me gusta) y con algún que otro pretendiente a la vuelta de la esquina.

Y rodeado de gente, en este mundo superpoblado raro sería que no tuviera a alguien a mi alrededor. Montones de gente que pasan cada día por el frente de estos ojos míos que miran el mundo con asombro. Gente bonita, gente fea, gente delgada, alta, baja, redonda, de colores y sabores diferentes, gente y gente y gente... y entre tanta gente esas personas que poco a poco se van quedando al lado de uno, como se dice, esos que llamamos amigos, y tengo la suerte de haber encontrado los precisos, no muchos, pero eso sí, para toda la vida...

Y es verdad, así todavía conservo amigos de adolescencia, de esos que quedaron después de juergas, fiestas y aventuras juveniles, de esos que me aceptaron sin yo haberles dicho nada, que lloraron conmigo los primeros corazones rotos y usaron sus palmas para aplaudir algún éxito, y aunque no estén al lado mío, sé que se alegran cuando todavía nos encontramos y seguimos conversaciones que parece que nunca hubieramos interrumpido...

Y después aparecieron los otros amigos, de mi primera adultez, los de la universidad y de los primeros trabajos, ya un poco golpeados por la vida, pero que echaban fuerzas para sacar adelante esta vida de adultos que apenas empezaba y que siguió gracias a su apoyo y comprensión, que vieron crecer aspiraciones y sueños ya empezando a concretar o desaciertos que se podían remediar y de vez en cuando algún problema y muchos días inciertos. De esos amigos que aceptaron la vida que había elegido y descubría asombrado que la vida me acercaba a gente parecida a mí...

Y ahora, ya con mi vida hecha y por hacer, viendo amaneceres y crepúsculos, con compañeros de trabajo, con vecinos, con antiguos y nuevos amigos, con gente que me rodea, con gente buena, si BUENA, que suerte he tenido, así la vida ha sido generosa conmigo, poderme rodear de gente buena, gente que le echa ganas a la vida, gente que a pesar de las diferencias que podamos tener nos respetamos y queremos, con algunas ausencias obligadas (la inevitable muerte) que hace que los amigos se vayan pero que los buenos momentos queden en la memoria, ese gran tesoro que son los recuerdos.

Eso que llaman vivir es así, disfutar los días, los momentos irrepetibles, este aire que respiramos y la gente... la gente buena que se cruza en nuestro camino y no debemos dejar escapar... asi es.


Pd. Es este mi caso, espero que como el de muchos otros, no es una banalidad, es sólo para decir que lo mejor de la vida es dejar que las cosas lleguen en su debido momento y está en cada uno aprovecharlas al máximo y sobre todo hacer lo correcto, sea eso lo que cada quien crea que es.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Podría escribir prácticamente lo mismo que has escrito... De los amigos de la infancia no conservo ninguno.

Un abrazo

Isabel Gil Jiménez dijo...

crepúsculos y amaneceres. Esa es la vida.
Un saludo

Antonio Moreno dijo...

Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.

Un trocito de mi amor por siempre, Lorca. Siempre he imaginado a alguien que mira hacia atrás en su vida y dice eso.

Thiago dijo...

Bueno, es verdad que la vida se compone de pequeños detalles y que hay que hacerlo con alegría... otra cosa es que has tenido suerte en la vida, estás bien contigo mismo y con tus amigos, eso es genial....


Bezos

hpereyraf dijo...

Nada mas cierto mi estimado. me sentí totalmente identificado, la vida es como es y vale mas tomársela como viene y con algo de positivismo... creo q tenemos casi la misma edad...

Damian dijo...

prefiero no fiarme mucho de los amigos, q al final terminan siendo pasajeros en la vida de uno.

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