Vidas fingidas


Ésta mañana, mientras desayunaba en una cafetería del centro de Sevilla, vi una escena que me devolvió momentáneamente a la realidad. Una mini redada en la que la policía había detenido a 2 chicos…que me sorprendieron por su enfermiza delgadez…su “pinta” y lo raro de la situación. Un agente, los cacheaba uno por uno buscando algo. Por la hora, la insistencia del policía y su forma de vestir, me dio la impresión de que podían ser chaperos. Me quedó claro cuando sobre un poste de correos, uno de ellos se puso de espaldas del agente y le dijo: “Toca, toca!”, con una voz afeminada. Toda la calle mirando, padres con sus hijos entrando en los colegios mirando con los ojos llenos de acritud y reprobación. Viejas cuchicheando y señalando, guiris haciendo fotos y 5 policías para generar una situación de “todo controlado”.

Esto es lo que probablemente analizaría cualquier columna periodística, de RTV (Radio TV) de consumo diario; pero como a mí no me va el doble moralismo… me revuelve las entrañas una situación como esta. Los chicos eran rumanos, eran probablemente chaperos y más que probable es que hubieran robado algo, o llevaran drogas…pero, sin ir más lejos, en cualquier fiesta sevillana…la policía podría juntar 1 kilo de cocaína si parara a 20 personas con aspecto más refinado, pijos, como los queramos llamar. Más allá de un debate sobre el patetismo del uso de las drogas (y su adulterada distribución), lo que hacía que la gente mirara con intensidad aquella escena…es porque los dos chicos eran chaperos.

Hace unos días, en Sevilla, se ha esclarecido el asesinato de un cura que parece haber sido perpetrado por dos chaperos. Tampoco entraremos a plantear el anti naturalismo del que hace gala la iglesia al negar que el ser humano es un animal sexual, cuya represión genera monstruos, sólo que aquel párroco participaba activamente en el mercado de corrupción de menores y utilizó su posición para chantajearlos. Evidentemente no apruebo el asesinato del que fue víctima, pero imagino que si hay un dios…no habrá ido al cielo precisamente.

Sevilla, por definición, posee una gran cantera de homosexuales reprimidos…y no utilizo la palabra homosexual como insulto sino como realidad sexual. Uno no es homosexual por elección, sino por lo que por naturaleza el cuerpo te revela. Si eres un hombre y te gustan los hombres o mujer y te gustan las mujeres…por más que se lo escondas a tu credo, a tu mente o a tu sexo, incluso aunque lo escondas en un cajón…termina aflorando en la más tonta de las situaciones, terminas expuesto de cualquier forma a tus prejuicios, terminas desarrollando una mirada cínica ante cómo los demás se expresan como son en realidad, y cuando te miras al espejo…no consigues nunca ver al monstruo que alimentas cada día con autoengaño.

Cuando recuerdo esas miradas... veo odio, sorpresa, ridículo, inquietud, pero sobre todo veo miedo…miedo a que esa realidad (la de la prostitución) se exhiba abiertamente, como si fuera verdad y no una leyenda urbana. Pero también veo en sus mentes lascivia, veo secretos inconfesables, imagino (como ellos) dónde empieza la verdad y la mentira en sus vidas, dónde la actuación y dónde los momentos de monstruosa intimidad en los que dan rienda suelta a sus instintos. ¿Has visto?, ¿Has oído?, ¿Te has enterado?, ¡Que fuerte! … en el jardín del vecino siempre hay cosas por ver, escandalosas en su mayoría, la televisión no es más que una globalización de ese jardín, lo encendemos y creemos entrar de lleno en la vida íntima de los demás…pero no hay aparato en este mundo que haga eso posible…para eso se crean circos y situaciones delirantes…ya lo hacían los romanos hace mil años, si al otro le va peor…yo me siento mejor.
Se hace necesaria, más que nunca, una redefinición de la decencia, de la moral, de la ética; no digo actualización...porque el problema viene de hace mucho...la modernidad poco o nada tiene que ver con la era de la tecnología. Pero al pueblo...al pueblo no hay quien lo cambie.

Sinceramente, no sé qué tipo de malas decisiones (y mala suerte) llevó a aquellos chicos a acabar en manos de la policía, pero bien es cierto que no huyeron y que sirvieron de divertimento y comentario hipócrita de muchos de estos monstruos. Tras el magreo (sí, no cacheo), los dejaron en libertad y aún desapareciendo de la vista, no dejaron de ser tema de conversación hasta pasados unos minutos. Esta situación, no es más que la punta del iceberg de la cadena de estupideces que está dispuesto a construir ser humano entorno a sí mismo…pero me pareció importante exponerla, que si no nos olvidamos.

4 comentarios:

Pequeñas acciones en una vida dijo...

Hombre... todos somos cotillas... todos juzgamos... todos criticamos... pero todos nos indignamos cuando suceden estas cosas.

Pero lo que has escrito casi al final... que al pueblo no hay quién lo cambie... en eso tienes toda la razón... no hay quién nos haga cambiar por muchos años que pasen...

La policía, la policía es necesaria... yo reconozco y soy consciente del valor que tiene la policia... pero habría que hacer una criba... por que está llena de hjsdpt que solo hacen abusar de su posición de policía, abusando indiscriminadamente con cualquier excusa... en fin... nunca cambiaremos.

AdrnRds

Anónimo dijo...

La hipocresía de la sociedad occidental en estos tema me parece que está fuera de toda duda. Muchas veces los que más condenan son los más culpables, los que causan que haya quien se prostituya.

Estos temas relativos a la sexualidad y a las dobles morales me parecen complejos ya que creo que tal como funciona nuestra sociedad no tienen una vía clara de solución...

Un abrazo.

Seu dijo...

Creo que a la gente ahora poco o nada le importa ya su vida... su vida a veces pasa a ser espiar a otros, ver sus vidas, medirlas minuto a minuto y alegrarse sin son peores y compadecerse si son mejores que la propia.
Es como ir hacia atrás. La sociedad no avanza, ni siquiera se estanca... creo que sólo se degrada más y más... como si nos gustara nuestra propia degradación... como si viviéramos para ella...

Flecha Azul dijo...

aaaay la doble moral, las dos varas de medir...según quien lo haga o dónde lo haga puede "ser terrible" o "bueeeeeno tampoco tan malo"...

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