Y me fuí al campo...


Llevo unos días dándole vueltas a qué escribir en mi primera entrada para este blog, y aunque, mas o menos, sé de qué quiero hablar, no siempre las palabras le salen a uno como desearía colocarlas, así que he pensado que lo mejor era ponerme frente a la pantalla y empezar a darle a las teclas, y a ver qué sale.

Como muy bien escribió Fernando en la presentación de los nuevos colaboradores, mi propósito aquí no es otro que contar mi experiencia y ayudar a todas las personas LGBT del mundo rural, en función de lo que yo he vivido a lo largo del tiempo que llevo fuera de la ciudad. Porque sí, yo era un chico de ciudad. De Fuenlabrada ("Fuenla" popularmente), para mas señas. Pero desde que tengo uso de razón, siempre he querido cambiar el cemento y hormigón de la ciudad (junto con el humo de sus coches) por algo mas tranquilo, sano y natural. Así un día, quiso la casualidad que me tuviera que trasladar a trabajar a un pequeño pueblo de Málaga: ahí empezó mi independencia y, a la par, un particular calvario para encontrar chicos con los que ligar. Porque, uno acostumbrado a la rapidez y eficiencia de chats y páginas de contactos en una gran urbe, descubre que eso, por regla general, no funciona en un pueblo, por razones que a veces cuesta comprender. Yo me preguntaba qué problema podían tener en conocer a un tio que no es del pueblo, ya al ser forastero no podia "delatar" a nadie, pero al final comprendes que no es tanto lo que vayas a contar, sino que, realmente, allí todo el mundo se conoce, en cualquier sitio te encuentras con primos, amigos, vecinos, familiares lejanos, y/o cotillas. Así que no es una cuestión de que tú lo cuentes a otros, es que otros te han visto con fulano o con mengano, o como era mi caso, el tío nuevo (que vive en el piso que fulano le ha alquilado) y que, además, siempre va solo salvo cuando, de vez en cuando, se le ve con algún chico y suben juntos a su casa. Y además, para mas inri, lleva una pulserita arcoiris en la muñeca.

El caso es que, al final, las relaciones homosexuales en los pueblos son complicadas, de conseguir, y de llevar a cabo, por muchas razones que iré contando poco a poco.
Ésta, en verdad, es la única manera que veo de aportar algo al mundo LGBT porque, cuando llegué a aquel pueblo, pensé en apuntarme a alguna asociación de ayuda o algo así, para que los chicos y chicas pudieran conocer la experiencia y puntos de vista de un gay fuera del estereotipo habitual (como considero que yo soy). Pero, en los pueblos ni hay asociaciones LGBT ni mucho menos un chaval con dudas se va a presentar allí por las mismas razones que he contado mas arriba, así que tuve que descartar ésta idea y sólo pude prestar mi ayuda y apoyo, en la medida de lo posible, a algunos chicos que conocí y que tenían un amplio abanico de problemas. La mayoria son hoy buenos amigos a los que intento visitar cuando vuelvo allí, y recordamos tiempos pasados entre copas y risas.

Hoy quiero seguir siendo útil y, desde éste blog, estoy a vuestra entera disposición para lo que haga falta.

Saludos!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Imagino que en los pueblos, donde todo el mundo se conoce y por tanto se controla, es muy difícil desarrollar cierto tipo de actividades, sobretodo si no tienes ganas de hacer públicas tus preferencias sexuales... Creo que hay mucha gente en el mundo rural que le van a venir muy bien tus experiencias...

Si no lo he interpretado mal, ¿ya no vives en el campo? ¿o es que sigues en el mundo rural, pero en otro pueblo?

Un abrazo.

Jorge L. Barrera dijo...

Será muy interesante leer tus entradas ya que jamás he vivido en un pueblo, y no quiero hacerlo pero serpa interesante saber las adversidades o experiencias que alguien puede tener en ese medio.

Romek Dubczek dijo...

Yo quiero un hombre de pueblo. Si te sobra alguno mandamelo :)

Seu dijo...

Me parece muy interesante tu punto de vista. En serio. Es curioso... tienes mucha razón cuando dices que en los pueblos todo el mundo se conoce, todo el mundo cotillea... a todo el mundo le suele preocupar el qué dirán...
No es de extrañar que jóvenes homosexuales de vida rural quieran huir a las ciudades donde pueden integrarse, pasar desapercibidos, no encontrarse a su tia segunda en la plaza... tú, en cambio, lo hiciste al contrario y pasaste de algo que muchos desean a algo que otros odian... muy interesante la verdad :)

Víctor Manuel dijo...

Vaya que he encontrado un post realmente interesante. Y resulta que yo soy de pueblo, siempre he vivido ahí aunque estudie en la cuidad. Y tienes toda la razón, aquí en los pueblos es muy complicado ser homosexual y los pocos que hay pues... son muy famosos entre los chismes (muy afeminados)y son la burla de muchas personas, desde niños de 5 años hasta los viejitos sombrerudos jejeje. Así que nos queda, o al menos a mí, ser de closet y esperar a que algún día pueda captar una mirada sospechosa.

Saludos

Rosario Esquivel dijo...

Gracias por esa fotografía, es muy cierta.

En donde yo vivo es una "ciudad" -Cuernavaca, Morelos, México -; sin embargo en mi estado hay muchos municipios, por ejemplo Yautepec Morelos, que es el que se me vino a la mente cuando leí tu post.

Oye, a que distancia te encuentras de la ciudad?

Me llama la atención lo que mencionas, pues yo estoy por irme a vivir a Yautepec el año que entra, sin embargo sólo se encuentra a una hora de donde actualmente vivo.

Un saludo ;)

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