La madurez ¿Un mito?


Sócrates, filósofo de la Grecia Clásica, se dio cuenta que cuanto más sabia más le quedaba por aprender, que cuanto más conocimiento tenía también más se ampliaba su catálogo de cosas desconocidas, es decir, mejor conocía su ignorancia, y en algún momento de lucidez dijo: "solo sé que no sé nada". Hay gente lúcida que llega a darse cuenta de que la vida está siempre llena de incertezas, de dudas, de errores y que nunca podrá comprenderlo todo ni a todos...

Kaváfis afirma en su poema Ítaca: "Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Ítacas." Pero es que ser sabio no es acumular conocimiento, no es aprender una lección que nos dicta otro, que está escrita en un libro o en algún "site" de Internet. Saber es algo más complejo, es comprender, creérselo, hacerlo nuestro, aprehender, y eso no nos lo puede dar nadie, lo tenemos que hacer por nosotros mismos, con nuestra propia experiencia. Puede que por eso la sabiduría suela ir siempre acompañada de la experiencia.

Estoy convencido de que uno debe ser quien realmente es, que debe ser uno mismo, que debe saber encontrar su autentico ser. Yo, que no creo en religiones ni dioses, no creo en morales marcadas por ideologías más o menos bien intencionadas, sino que creo en la naturaleza. Si hubo un creador, cosa que tampoco descarto, no puede desear que nos comportemos de otra forma que como nos marca nuestra propia naturaleza, nuestro ADN, nuestros cromosomas... No debemos ir contra ese creador. Por eso para mí lo más importante es conocerse a uno mismo y realizarse tal cual uno es. Creo que esa debe de ser nuestra Ítaca. Puede que por eso para mí sea importante diferenciar lo que forma parte de mi naturaleza de aquello que he adquirido en mi educación...

Puede que madurar sea simplemente darse cuenta de nuestra contradicción permanente producida por esos tres patrones de nuestra barca (instinto, emociones y raciocinio)... Nuestra cultura, considera que el valor del hombre está en el raciocinio y desprecia lo demás: la emotividad es cosa de hombres débiles y de mujeres, y el instinto es cosa de animales, como si nosotros no lo fuéramos. Mientras que cada día estoy más convencido que nuestra salud mental depende de saber encontrar nuestro auténtico equilibrio entre instinto, emotividad y raciocinio. Y esta sociedad en que vivimos, machista, homofóbica, favorecedora de los privilegios (los ricos son cada día más ricos y los pobres cada día más pobres), y en la que impera la codicia y el afán de poder, no nos facilita en absoluto el encontrar ese equilibrio.

Como dice Kaváfis en su poema puede que lo importante sea el viaje en si mismo (pide que el camino sea largo), y no el destino (puede que Ítaca te parezca pobre). La madurez no significa que no cometamos errores, que no nos equivoquemos... Está claro que "Errare humanum est" (equivocarse es humano) y como humanos siempre estamos sometidos a error. Es más, creo que tenemos derecho a equivocarnos, tanto adolescentes como maduros... Pero, como no me cansaré de decir, para mí lo bueno es saber aprovechar esos errores y aprender de ellos.

Un abrazo.

(Este texto fue escrito para Luckitas el 21/7/2008 y publicado en mi blog el 10/9/2008)

2 comentarios:

Antonio Moreno dijo...

Este es uno de esos pocos textos que sé que volveré a leer. En mi opinión la madurez en reconocer tu libertad y utilizarla con responsabilidad para alcanzar unos valores.

Anónimo dijo...

Nanete:
Me alegra que te haya interesado.

Supongo que poco a poco se madura el autentico sentido de la libertad y en consecuencia se aprende a hacer uso de ella, pero me parece que ese es solo uno de los aspectos de la madurez, yo creo que la madurez es algo mucho más amplio y tiene que ver con muchos más aspectos de nuestra mentalidad y nuestra actitud vital.

Muchas gracias por haber pasado por aquí y muy especialmente por tu comentario.

Un abrazo.

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