La voz interior


Si has encontrado tu verdad dentro de ti mismo, no hay nada más que encontrar en toda la existencia. La verdad está funcionando a través de ti. Cuando abres los ojos, es la verdad quien abre los sus ojos. Cuando cierras los ojos, es la verdad quien está cerrando los suyos. Ésta es una meditación formidable. Basta con que puedas entender el truco y ya no tienes que hacer nada; cualquier cosa que hagas la está haciendo la verdad.

Caminas, es la verdad; duermes, es la verdad descansando; hablas, es la verdad hablando; estás en silencio, es la verdad la que está en silencio. Ésta es una de las técnicas de meditación más simples. Poco a poco cada cosa se pone en su lugar con esta simple fórmula y entonces ya no hay necesidad de técnicas. Cuando estás curado descartas la meditación, tiras la medicina. Entonces vives según la verdad: vivo, radiante, dichoso, contento, como una canción para ti mismo. Toda su vida se convierte en una oración sin palabras; o mejor dicho, una devoción, una gracia, una belleza que no pertenece a nuestra vida mundana, un rayo de luz viniendo desde el más allá hacia la oscuridad de nuestro mundo.


La voz interior no habla con palabras sino en el silencioso lenguaje del corazón. Es como un oráculo que sólo dice la verdad. Si tuviera un rostro, sería como el de la imagen adjunta a este artículo: alerta, observador y capaz de aceptar tanto la oscuridad como la luz, simbolizadas por las dos manos que sostienen el cristal. El cristal por sí mismo representa la claridad que aparece al transcender todas las dualidades. La voz interior puede ser también juguetona, a medida que bucea profundamente en las emociones y vuelve a emerger para elevarse hacia el firmamento, como los delfines, que danzan en el agua de la vida. Está conectada con el cosmos a través de la corona de la luna creciente y con la Tierra por medio de las hojas verdes del kimono de la figura. Existen momentos en nuestras vidas en que hay muchas voces que parecen empujarnos de un lado a otro. Nuestra propia confusión en tales situaciones es un recordatorio para buscar el silencio y nuestro centro interior. Sólo entonces somos capacer de escuchar nuestra verdad.

2 comentarios:

Josep Peaceforever dijo...

¿Cómo sé cuando he encontrado la verdad? ¿Cómo debo buscar la verdad? ¿Pregunto demasiado?

Un abrazo.

Dario Ramon Nifea dijo...

Jajaja yo creo k cuando uno la encuentra lo sabe, es indescriptible, como cuando te enamoroas

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