14:02
Anónimo
Desde que he empezado a escribir aquí, trato de traer a mi mente y evocar como me sentía cuando salí del armario, cosa que a veces resulta un poco difícil, sobre todo porque es una época un poco confusa, casi una tormenta emocional. Navegando por viejos archivos, me he encontrado con este texto, cuando estaba intentando digerir qué significaba aquello de ser gay:
“Supuestamente, he de aceptar que mi sendero es más difícil que el de los demás porque sí. He de tragar con una perspectiva de mi vida abultada de secretos y en ocasiones mentiras sencillamente por haber nacido así. Antes de poder abrirme ante una persona, tendré que preguntarme si le importará mi sexualidad o me seguirá considerando la misma persona. Por el simple hecho de ser quien soy, tendré que tener cuidado con cuando y donde demuestro mi afecto a mi pareja.
Por si esto fuera poco, me enfrento a montañas de tópicos con los cuales no me siento identificado, con estereotipos en los que no cuadro y que no siempre son tan mentira como me gustaría.”
Ahora, unos años después he aprendido que soy quien soy, independientemente de lo que piensen los demás. No me importa que los demás piensen que soy un “maricón de mierda”. Para los que me quieren, y para mi mismo, sigo siendo David, ese chico con el pelo rizoso, con la mirada un poco ida, de risa fácil y de los que no se dan cuenta de que va a tropezar aunque le pongan señales luminosas.
Soy David. Sigo siendo yo. Le pese a quien le pese.
“Supuestamente, he de aceptar que mi sendero es más difícil que el de los demás porque sí. He de tragar con una perspectiva de mi vida abultada de secretos y en ocasiones mentiras sencillamente por haber nacido así. Antes de poder abrirme ante una persona, tendré que preguntarme si le importará mi sexualidad o me seguirá considerando la misma persona. Por el simple hecho de ser quien soy, tendré que tener cuidado con cuando y donde demuestro mi afecto a mi pareja.
Por si esto fuera poco, me enfrento a montañas de tópicos con los cuales no me siento identificado, con estereotipos en los que no cuadro y que no siempre son tan mentira como me gustaría.”
Ahora, unos años después he aprendido que soy quien soy, independientemente de lo que piensen los demás. No me importa que los demás piensen que soy un “maricón de mierda”. Para los que me quieren, y para mi mismo, sigo siendo David, ese chico con el pelo rizoso, con la mirada un poco ida, de risa fácil y de los que no se dan cuenta de que va a tropezar aunque le pongan señales luminosas.
Soy David. Sigo siendo yo. Le pese a quien le pese.
2 comentarios:
Es una de esas reflexiones maravillosas en que has sabido combinar los miedos previos con el resultado. Además, es que me parece que acertaste el camino, esa es la única realidad tú eres tú independientemente de que tu sexualidad sea la mayoritaria o no, independientemente de como te consideren los otros.
Una reflexión contundente que puede ayudar a abrir los ojos a quien aún esté iniciando ese camino. Me ha encantado.
Un abrazo.
Muchas gracias Josep!
La verdad que lo que más recuerdo era el miedo a los tópicos... Más tarde descubrí que sólo serás un tópico si quieres serlo, pero que en mi caso, mi vida siguió siendo la misma, pues yo seguí siendo lo mismo... y no tardo una tarde en el parque con mis amigos a cualquier garito del ambiente... :D
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