El compañero Fernando, y todos vosotros, claro, estáis en todo el derecho de cascarme una o dos collejas por haber tardado tanto en escribir mi segunda entrada, pero bueno, mas vale tarde que nunca. Así que aqui estoy dispuesto a contaros, aprovechando que otros compañeros ya han tratado estos dias atrás el tema del VIH/Sida, mi experiencia sobre las relaciones de riesgo en los adolescentes gays de los pueblos.
Creo que para poder ser comprendido, debo poner a todos un poco en situación. El caso es que, como conté en el post anterior, durante unos tres años viví en un pueblo malagueño (ahora en uno de Toledo), y durante aquel tiempo conocí bastantes chicos jóvenes de los alrededores (dado mi particular gusto por los “yogurines”, algo que no puedo remediar y que muy bien explican en éste post de Ambiente G). Y, a la mayoría de chicos, yo diría que un 70 u 80 por ciento de los que conocí, compartían una posición bastante similar en cuanto a las prácticas de sexo seguro, y es que les daba bastante igual, algo que literalmente leído puede resultar bastante chocante, pero que creo que tiene explicación, o al menos yo intento encontrársela.
Indudablemente, creo que la primera causa de ésto es un fracaso absoluto en las campañas de prevención y sobretodo de información, al menos referido al ámbito rural del que hablamos. No creo que a éstas alturas se pueda explicar de otra manera que haya chavales que te digan que para qué van a usar un preservativo porque “no nos podemos preñar”... Vaya tela, ¿no?. Luego tenemos que, en general, hay muchísima confusión con la diferencia entre ser portador del VIH y desarrollar la enfermedad, las vías de transmisión del virus, o que el hecho de ser seropositivo se note en el aspecto físico de cada cual. Son cosas que pueden parecer mas propias de tiempos pasados pero que, puedo asegurar, aún hoy ocurren porque he sido testigo.
La mayoría de éstos chicos que conocí tenían una respuesta unánime cuando hablábamos de sus primeras relaciones sexuales, y es que nunca habían utilizado condón. A mi esto me asombraba sobremanera y, profundizando un poco más en porqué había ocurrido así, unos mostraban el total desconocimiento sobre la transmisión del VIH del que he hablado antes, pero otros muchos alegaban la dificultad de comprar profilácticos sin que se enterase alguien mas. Y claro, en este punto conviene recordar lo que ya conté en la entrada anterior: en los pueblos todo el mundo se conoce, y el farmacéutico seguro que es el primo del vecino, el padre de algún amigo, o el hermano del gasolinero . Yo, que jamás he comprado preservativos en una farmacia (curiosamente lubricante sí), rápidamente contestaba ¿Y porqué no lo compras en el supermercado? A cualquier chico de aquí le puede pasar igual, que no quieres que te vean, pues te coges un autobús, o el metro, te vas a un centro comercial en la otra punta de la ciudad, y los compras. Pero en un pueblo no es así. Lo primero es que en muchos pueblos no hay supermercados, o si hay no tienen preservativos, y además lo mismo que pasa con el farmacéutico puede ocurrir con el cajero del super. Pero aún podemos ir mas allá. ¿Qué tiene de malo que te vean comprar preservativos? Porque no es algo malo, ni mucho menos. La mayoría de respuestas siempre van encaminadas a que, si alguien se entera, o le vé, puede empezar a sospechar de su oculta condición sexual porque nunca se le ha conocido novia, ni se conocen ligoteos, ni cosas del estilo. Un punto complejo pero que, sinceramente, creo que puede ser solventable, entre otras cosas con la proliferación de máquinas expendedoras.
Por último, hay otro pequeño grupo de chicos cuyas primeras experiencias fueron sin protección porque, víctimas de un estado de enamoramiento total, se dejaron llevar por lo que su pareja les hacía sin rechistar en ningún momento, lo cual sorprende, pero ¿quien no ha hecho locuras estando enamorado hasta las trancas? Claro que hay locuras y locuras, y una de éste tipo puede tener ya sabemos qué consecuencias.
Así que, si podéis comprobar las dificultades que hay en el ámbito rural con éste tema, podéis imaginaros a la hora de poder hacerse la prueba rápida... o la lenta, da igual. Porque pienso que, tan importante como la prevención, es la posibilidad de conocer el estado serológico propio. Leí en una ocasión que la información es media victoria... con información y prevención es como ganaremos la batalla a ésta jodida enfermedad.
Creo que para poder ser comprendido, debo poner a todos un poco en situación. El caso es que, como conté en el post anterior, durante unos tres años viví en un pueblo malagueño (ahora en uno de Toledo), y durante aquel tiempo conocí bastantes chicos jóvenes de los alrededores (dado mi particular gusto por los “yogurines”, algo que no puedo remediar y que muy bien explican en éste post de Ambiente G). Y, a la mayoría de chicos, yo diría que un 70 u 80 por ciento de los que conocí, compartían una posición bastante similar en cuanto a las prácticas de sexo seguro, y es que les daba bastante igual, algo que literalmente leído puede resultar bastante chocante, pero que creo que tiene explicación, o al menos yo intento encontrársela.
Indudablemente, creo que la primera causa de ésto es un fracaso absoluto en las campañas de prevención y sobretodo de información, al menos referido al ámbito rural del que hablamos. No creo que a éstas alturas se pueda explicar de otra manera que haya chavales que te digan que para qué van a usar un preservativo porque “no nos podemos preñar”... Vaya tela, ¿no?. Luego tenemos que, en general, hay muchísima confusión con la diferencia entre ser portador del VIH y desarrollar la enfermedad, las vías de transmisión del virus, o que el hecho de ser seropositivo se note en el aspecto físico de cada cual. Son cosas que pueden parecer mas propias de tiempos pasados pero que, puedo asegurar, aún hoy ocurren porque he sido testigo.
La mayoría de éstos chicos que conocí tenían una respuesta unánime cuando hablábamos de sus primeras relaciones sexuales, y es que nunca habían utilizado condón. A mi esto me asombraba sobremanera y, profundizando un poco más en porqué había ocurrido así, unos mostraban el total desconocimiento sobre la transmisión del VIH del que he hablado antes, pero otros muchos alegaban la dificultad de comprar profilácticos sin que se enterase alguien mas. Y claro, en este punto conviene recordar lo que ya conté en la entrada anterior: en los pueblos todo el mundo se conoce, y el farmacéutico seguro que es el primo del vecino, el padre de algún amigo, o el hermano del gasolinero . Yo, que jamás he comprado preservativos en una farmacia (curiosamente lubricante sí), rápidamente contestaba ¿Y porqué no lo compras en el supermercado? A cualquier chico de aquí le puede pasar igual, que no quieres que te vean, pues te coges un autobús, o el metro, te vas a un centro comercial en la otra punta de la ciudad, y los compras. Pero en un pueblo no es así. Lo primero es que en muchos pueblos no hay supermercados, o si hay no tienen preservativos, y además lo mismo que pasa con el farmacéutico puede ocurrir con el cajero del super. Pero aún podemos ir mas allá. ¿Qué tiene de malo que te vean comprar preservativos? Porque no es algo malo, ni mucho menos. La mayoría de respuestas siempre van encaminadas a que, si alguien se entera, o le vé, puede empezar a sospechar de su oculta condición sexual porque nunca se le ha conocido novia, ni se conocen ligoteos, ni cosas del estilo. Un punto complejo pero que, sinceramente, creo que puede ser solventable, entre otras cosas con la proliferación de máquinas expendedoras.
Por último, hay otro pequeño grupo de chicos cuyas primeras experiencias fueron sin protección porque, víctimas de un estado de enamoramiento total, se dejaron llevar por lo que su pareja les hacía sin rechistar en ningún momento, lo cual sorprende, pero ¿quien no ha hecho locuras estando enamorado hasta las trancas? Claro que hay locuras y locuras, y una de éste tipo puede tener ya sabemos qué consecuencias.
Así que, si podéis comprobar las dificultades que hay en el ámbito rural con éste tema, podéis imaginaros a la hora de poder hacerse la prueba rápida... o la lenta, da igual. Porque pienso que, tan importante como la prevención, es la posibilidad de conocer el estado serológico propio. Leí en una ocasión que la información es media victoria... con información y prevención es como ganaremos la batalla a ésta jodida enfermedad.
5 comentarios:
Esto no os hace reflexionar que las cosas no son tan faciles como parecen y sobre todo, no estamos tan avanzados como pensabamos. Yo hace un año y pico, asistiendo a una charla sobre el VIH me sorprendia que hubiera tantos jóvenes contagiados. Puede que nos hayamos relajado un poco y que posiblemente, nos centremos en las grandes causas, olvidando las del día a día, esas que de verdad importan y que, como tu dices, están ahí y son el día a dia de muchos chicos.
Un beso
La verdad es que lo que cuentas resulta alarmante. Yo diría que a los chicos menores de 16 o 17 años les cuesta usar preservativos. Aunque como dices lo más importante es informar.
Aquí, la Generalitat impulsó una campaña de poner màquinas expendedoras automáticas en los lavabos de los chicos. También en las universidades. Además las hay en las puertas de las farmacias, o sea que se pueden comprar incluso de noche cuando la farmacia está cerrada.
Un abrazo
que razon llevas. yo soy de los chicos que viven en ese centro. y bueno, a dia de hoy, si. lo hago totalmente seguro. pero en mi pueblo, curiosamente, uno de toledo, es complicado. y mas porque mi hermana es la dependienta de la farmacia.
a dia de hoy, cojo el coche, y voy a la primera farmacia que pillo
Yo aún recuerdo las polémicas que hace unos años se montaron porque pretendían colocar máquinas expendedoras de preservativos en centros educativos.
El principal problema de este país y esta sociedad es su hipocresía y la falta de educación social. Se asume la libertad sexual de cada uno pero luego a la gente no se le dan medios para ejercerla como le plazca. O se le prejuzga, o se le ponen trabas derivadas de dichos prejuicios.
Claro que ésto es sólo una opinión.
La verdad que el tema de los pueblos es como un mundo a parte... hablo a veces de mi ciudad pequeña y conservadora.... pero he vivido en pueblos y sé cómo son las cosas... y da lástima...
Toda la gente de pueblos que conozco intenta salir de ellos en cuanto es posible...
Allí las cosas de las que hablamos como las máquinas expendedoras en bares o en las puertas de las farmacias...nada. Y para hacerse las pruebas, quién sabe a dónde se han de desplazar...
pero pienso que si se lucha por conseguir algo, sea condones, sea hacerse la prueba.. se consigue, con algo de paciencia claro. Pero todo es proponérselo y organizarse... :)
Respecto a la desinformación... ahí ya no sé qué pensar...
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