Pasito a pasito...




Pasito a pasito es como aprendió a andar Nico, príncipe de Los Llanos...lo que no sabía es que eso era sólo el comienzo, el comienzo de un largo y no siempre fácil camino. En aquella época él se creía en el país más grande y bonito, y veía a su padre, el Rey, como el más sabio y poderoso. Pasaban muchos momentos juntos ...largos paseos daban a caballo y mientras el padre enseñaba todo lo que sabía, el hijo, con suma admiración lo recibía y memorizaba. Si, su padre tenía razón en todo.


El tiempo fue pasando y mucho era lo que había crecido y aprendido Nico, hasta tal punto que ya se le permitía salir solo algunos ratos....y fue en una de esas salidas cuando abandonó una de las rutas por donde le solía llevar su padre...Todo era nuevo, distinto, intrigante...

Le gustó tanto la experiencia, sintió tanta curiosidad por lo desconocido, que ahora no repetía ninguno de los caminos por donde siempre había ido, esto le proporcionó gratas sensaciones, pero un día descubrió algo...un poblado que no se parecía en nada a las ricas avenidas que conocía, ni poseía preciosos monumentos, ni siquiera los bosques que lo rodeaban eran verdes y frondosos.
En aquel sitio las gentes, y en especial los niños, no sonreían, es más en su mirada asomaba la más terrible tristeza...Estaban mugrientos y sus ropas eran harapientas.

A la vista de todo eso, fue tal la decepción y el disgusto de Nico, que espoleó con fuerza a su caballo y huyó de allí. Después de aquel día quedó tan impresionado que estuvo varios sin salir del palacio, sin embargo con el tiempo volvió el ansia por lo desconocido y aunque también descubrió preciosos y maravillosos rincones, ante sus ojos aparecieron más aldeas como aquella tan terrible...



Su padre no era tan buen gobernante como él creía.

Con el paso de los años, Nico cada vez desempeñaba más tareas en el Reino...le gustaba ser el responsable y decidir de la manera que mejor le parecía...corregiría los errores de su padre, además ahora tenía amigos, que lo trataban como un igual, y no como alguien inferior a quien hay que aconsejar y tutelar...

Sin embargo, un día, gentes hostiles llegaron y arrasaron la capital, arruinando cosas de gran valor para él. Desde entonces se creyó débil y una poderosa sensación le invadió: El miedo. Sintió miedo, mucho miedo...así pues decidió amurallar el Reino, protegerlo, convertirlo en una fortaleza infranqueable.

Las nuevas murallas le hicieron sentirse seguro, nada ni nadie era capaz de atraversarlas, su reino podría mantener la independencia, seguir con sus costumbres y no recibir ataques...
También quiso protegerse de su padre para que no se inmiscuyera en sus decisiones y en cierta medida las desautorizara...

Parecía que era un período de estabilidad y tranquilidad aunque mantenerlo le exigía a Nico estar siempre en alerta, de hecho una de las costumbres que adquirió fue pasear sobre las poderosas murallas, diseñadas para ver sin ser visto. Y fue entonces, en uno de esos paseos, cuando más allá de las fronteras vió a un hermoso chico....El tiempo se paró, su corazón empezó a latir con fuerza, tenía un cosquilleo en el estómago...nunca había sentido nada de eso...tuvo el deseo de acercarse a él, pero las murallas se lo impedían, así que tuvo que correr y correr para llegar a la lejana y única puerta que existía por donde podía atravesarlas...fue tanto el tiempo que le llevó que cuando consiguió volver al punto inicial, aquella aparición, aquel ángel, se había esfumado.

El fuego de su corazón se extinguió, y toda esa maravillosa sensación que le acompañaba se disipó...Su pena fue tan grande, que durante muchos días estuvo sumido en un mar de lágrimas...
Por culpa de aquellas murallas no sólo no había podido alcanzar a aquel precioso chico, si no que éste ni siquiera sabía que él, Nico, existía...

Derribaría aquellas sólidas murallas.

Grandes tramos fueron demolidos, y mientras eso sucedía, nuevas gentes entraban en el reino y lo enriquecían con sus historias, pensamientos...pero también veían todo lo que aquí sucedía, observaban las costumbres...así pues Nico quiso mostrar lo mejor de si mismo y su reino.

A lo largo y ancho del país, se trazaron vistosas avenidas, estilizados edificios fueron erigidos, lujosas fuentes construídas, hermosos jardines y parques plantados.... Sumido, también el propio Nico, en esa búsqueda de la belleza, cada vez más y más tiempo pasaba aseándose, mirándose en el espejo, arreglando sus cabellos, eligiendo sus ropas... encargadas, por cierto, a una lejana y mítica isla de comerciantes, de donde se decía que tejían los más finos y elegantes vestidos...

Todo esto suponía muchos recursos, esfuerzos y dedicación, tanto que le absorvía por completo. Un día vino una delegación extranjera y quiso mostrarles las maravillas del Reino, muchos caminos recorrieron, y quiso la suerte, la casualidad o el destino que acabaran pasando por la misma aldea que vió Nico antaño, y observó las mismas caras de tristeza, los mismos harapos y la misma mugre. Nada había cambiado.

Su sentimiento fue de vergüenza ante los importantes embajadores, pero también de pena, de una profunda pena. Había dedicado tanto tiempo a embellecer lo externo, lo visible, que el interior, la parte de su pueblo que quedaba oculta estaba totalmente descuidada y olvidada... En ese momento notó que se había convertido en un esclavo de su imagen.

Tras esta revelación, nuevos vientos llegaron a Los Llanos, pues aunque Nico siempre fue amante de la belleza y siguió tanto cuidándose a si mismo, como los palacios, jardines, avenidas...ahora se dedicaba a recorrer hasta los rincones más ocultos de su Reino, observándolos e intentando mejorarlos en lo posible. Estaba feliz viendo progresar y crecer a su pueblo.

Nico aprendió a mostrarse tal y como era, y aunque criticado por algunos, cada vez era más apreciado por las gentes, incluso su padre, que tan autoritario parecía, ahora lo trataba como un igual, respetando todas sus decisiones. Ahora se sentía seguro y convencido.

Todo marchaba bastante bien cuando en una visita a un lejano país conoció a Heredero, el cual le pareció tan hermoso, tan tierno, tan lleno de cualidades... que volvió aquella antigua sensación ya casi olvidada... El corazón latiendo fuerte, el hormigueo en el estómago, la vitalidad en todo su ser, el deseo de estar junto a él...

Mucho había crecido Nico desde la otra vez , y grande fue la recompensa, pues cuando se decidió a dar el paso, y expresarle lo que sentía, la respuesta fue un beso, un beso que jamás olvidaría....aquellos carnosos y suaves labios, al unirse con los suyos le transmitieron tal ternura, tal cariño, tal calor, en definitiva, tal amor...que pese a su brevedad, fue uno de los momentos más intensos de su vida...

Nico, aunque estaba ya más que preparado para ser Rey, nunca adquirió ese título, hasta el final de los tiempos siguió dirigiendo Los Llanos como príncipe, para recordarse a si mismo que la vida no tiene una meta concreta, si no que es una mejora contínua, un constante analizar nuestro interior y aprender de nuestros errores. Lo que en definitiva no es más que avanzar pasito a pasito.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha encantado este relato, es muy interesante la observación detallada que hace el protagonista de su reino, no dando la espalda a lo que no gusta.
Ha estado genial la historia, de verdad que ha merecido la pena leerlo ^-^

Unknown dijo...

Hermoso relato!!!! y espero tambien lograr como lo logro el principe siempre avanzar pasito a pasito!!!

Josep Peaceforever dijo...

En el mundo empresarial, hablando de calidad calidad total, se plantean técnicas de mejora continua. Tu historia de ese príncipe sensible e inteligente, que sabe rectificar sus errores me ha recordado esas técnicas de evolución constante hacia la excelencia a base de una mejora continua.

Una linda narración.

Una abrazo.

Valkan Smith dijo...

Una manera muy original de comparar el cuidado de uno mismo, con el esfuerzo que se necesita para llevar un reino. Asi de dificil, asi de gratificante.

Me gusto mucho, felicidades (:

Flecha Azul dijo...

-Marcos Dreamer:
Muchas gracias :$
Al final su reino no es más que él mismo, su interior...Si realmente queremos crecer como personas debemos siempre tener en cuenta tanto lo que nos gusta como lo que no nos gusta de nosotros mismos.

-Abzurdah Zenizientah:
Muchas gracias ^^
¡Seguro que lo consigues!...no tienes más que proponértelo :)

-Peace-for-Ever:
Siempre tan acertado en tus comentarios...
¿Te digo algo?..¡Me has dejado impresionado!...la referencia a los Sistemes de Aseguramiento de la Calidad no la hice conscientemente, sin embargo cuando escribí este relato ¡estaba estudiando precisamente eso! :) :)
Muchas gracias a ti también :)

-Valkan Smith:
Muchas gracias :)
Me alegro que te gustara...mi intención era precisamente esa ^^, con la metáfora del reino, expresar el esfuerzo para mejorar como persona...

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