Hay un dicho popular muy famoso que dice que "del amor al odio hay un paso". Seguramente más de una persona ha estado enamorada perdidamente de alguien. Le encanta su forma de ser, su forma de actuar, sus ganas de vivir, su irresponsabilidad, su escaso compromiso… Para esa persona es casi como un "ideal" de amor.
Pero tras una discusión, una bronca o un hecho, de pronto, esa persona que te entudiasmaba por completo ha cambiado de la noche al día. Ahora un extraño sentimiento corre por tu estómago. No quieres verlo, no quieres dirigirle la palabra y no te quieres tropezar con él… Si lo hicieras perderías los estribos y a saber como acabaría la cosa...
Pero... ¿cómo es posible esto? De promulgar el mejor de los amores y ahora sólo puede haber rencor en las palabras.
¿Del amor al odio sólo hay un paso? Por desgracia sí. Hay una escasa línea que separa ambos sentimientos. Tan pronto se puede amar como odiar. El motivo no tiene porque ser algo doloroso, tal vez una frase mal pronunciada o un despite sin importancia puede hacer traspasar la línea y ya no hay vuelta atrás...
Quien ama con locura, odiará de la misma forma. El amor cuando llega siempre va devastando todo lo construido. Cuando lo tenemos en nuestra vida, somos las personas más felices del mundo, nos sentimos capaces de conseguir cualquiera de nuestros propósitos, creemos que podemos traspasar cualquier obstáculo…
Nuestro corazón está experimentando los mejores sentimientos y no hay espacio para el odio o el rencor.
Pero cuando el amor se acaba, llega el periodo de la rabia y el odio. Nuestra mente se empieza a analizar todo lo pasado y lo interpreta como un tiempo perdido con esa persona, un amor inexistente y lleno de rencor...
¿Cómo es posible esto? ¿Hay alguna explicación? ¿Científica? Pues sí. Parece ser que la parte del cerebro encargada de producir la sensación del amor es la misma que la que se encarga de producir el sentimiento de odio. De ahí, que podamos pasar de un sentimiento a otro de una manera tan fácil, desgraciadamente...
He visto más de un caso en el que una pareja al principio de la relación parece ser todo sacado de un cuento de hadas, pero de repente, esa pareja no puede ni verse. Y así sucesivamente con muchas y muchas parejas...
El problema, más allá de la parte biológica, sea que quizás ponemos un listón demasiado alto en nuestro ideal del amor, y claro, con una cosa insignificante podemos montar un número más grande que el Zoológico de San Diego...
Obviamente, esto es muy difil de evitar, pues estamos sometidos a multitud de factores externos que nos impiden ser conscientes de la delgadez de esa línea que separa el amor y el odio. Nadie se cree capaz de sobrepasarla. Pero el problema principal es que estamos hablando de sentimientos y éstos no se pueden controlar con la mente. Cuando los sentimientos están de por medio, no hay objetividad que valga.
Pero tras una discusión, una bronca o un hecho, de pronto, esa persona que te entudiasmaba por completo ha cambiado de la noche al día. Ahora un extraño sentimiento corre por tu estómago. No quieres verlo, no quieres dirigirle la palabra y no te quieres tropezar con él… Si lo hicieras perderías los estribos y a saber como acabaría la cosa...
Pero... ¿cómo es posible esto? De promulgar el mejor de los amores y ahora sólo puede haber rencor en las palabras.
¿Del amor al odio sólo hay un paso? Por desgracia sí. Hay una escasa línea que separa ambos sentimientos. Tan pronto se puede amar como odiar. El motivo no tiene porque ser algo doloroso, tal vez una frase mal pronunciada o un despite sin importancia puede hacer traspasar la línea y ya no hay vuelta atrás...
Quien ama con locura, odiará de la misma forma. El amor cuando llega siempre va devastando todo lo construido. Cuando lo tenemos en nuestra vida, somos las personas más felices del mundo, nos sentimos capaces de conseguir cualquiera de nuestros propósitos, creemos que podemos traspasar cualquier obstáculo…
Nuestro corazón está experimentando los mejores sentimientos y no hay espacio para el odio o el rencor.
Pero cuando el amor se acaba, llega el periodo de la rabia y el odio. Nuestra mente se empieza a analizar todo lo pasado y lo interpreta como un tiempo perdido con esa persona, un amor inexistente y lleno de rencor...
¿Cómo es posible esto? ¿Hay alguna explicación? ¿Científica? Pues sí. Parece ser que la parte del cerebro encargada de producir la sensación del amor es la misma que la que se encarga de producir el sentimiento de odio. De ahí, que podamos pasar de un sentimiento a otro de una manera tan fácil, desgraciadamente...
He visto más de un caso en el que una pareja al principio de la relación parece ser todo sacado de un cuento de hadas, pero de repente, esa pareja no puede ni verse. Y así sucesivamente con muchas y muchas parejas...
El problema, más allá de la parte biológica, sea que quizás ponemos un listón demasiado alto en nuestro ideal del amor, y claro, con una cosa insignificante podemos montar un número más grande que el Zoológico de San Diego...
Obviamente, esto es muy difil de evitar, pues estamos sometidos a multitud de factores externos que nos impiden ser conscientes de la delgadez de esa línea que separa el amor y el odio. Nadie se cree capaz de sobrepasarla. Pero el problema principal es que estamos hablando de sentimientos y éstos no se pueden controlar con la mente. Cuando los sentimientos están de por medio, no hay objetividad que valga.
3 comentarios:
Conozco ese sentimiento porque lo he vivido en mi propia carne, cuando me han partido el corazón injustificadamente, al menos en apariencia, pero también conozco rupturas civilizadas, sin rencores ni odios. Es decir, que de todo hay como en botica.
Un abrazo.
Yo también desgraciadamente vivi el sentimiento en carne propia! jajaja aunque, ahora, estoy intentando llevarme bien con esa persona, solo como amigos...pero a veces se complica!
Curioso... :)
Pero aún no lo he vivido.
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